sábado, 1 de enero de 2011

TAISHO-EN

Hola de nuevo, la visita a Taisho ha estado muy bien. Al llegar a Shizuoka, de nuevo el problema de los trenes y las estaciones. No lo he contado antes, pero en Japón el sistema ferroviario y de metros, trenes y cercanías es un poco caótico o, mejor dicho, dificil de controlar. Resulta que hay varias compañías que tienen líneas de trenes, tanto aéreas y subterráneas, lo que hace que en Tokio sea fácil montarte un cacao mental con el transporte. Puede que cojas lo que tú crees un metro y después no encuentres las estaciones por las que vas pasando, porque has cogido un metro no-subterraneo, de otra compañía. En fin, todo este rollo para deciros que me bajé en la estación del Shinkasen de Shizuoka y me tiré un buen rato andando hasta encontrar el vivero. Fui preguntando, pero nadie conocía el sitio ni a Urushibata San, ni viejos, ni jóvenes; ni hombres ni mujeres. Al final, cansado ya de tanto andar, le pregunté a un joven que había ante un almacén de muebles. Éste me llevó adentro, les preguntó a su hermano y a sus padres, llamó a su mujer, que chapurreaba inglés para que le dijera qué era lo que buscaba exactamente y terminó buscando en internet. Lo encontró, me imprimió un mapa y me orientó. Estaba bastante cerca, yo iba en la buena dirección, pero lo buscaba un poco antes de tiempo.


El vivero está en una zona residencial de casas bajas espaciadas, un poco en alto.Cuando llegué, el jefe no estaba, me recibió Taiga y fué muy amable. Me enseñó todo el vivero, los grandes y los pequeños, me invitó a un té y hablamos de España. Yo le di cuarenta vueltas a todo, fotografiando todo lo que veía. Y claro, ¿cómo no se te pega algo a las manos?, en fin, ya os contaré cuando vuelva a España. Estuvimos hablando de mis planes en Japón, pues le chocó un poco que llegase allí solo. Cuando le dije que iría a Kioto a la Gafu, me enseñó los árboles que van a llevar este año, que estaban en un invernadero aparte. Unas preciosidades, muy por encima de todo lo que yo había visto antes. También me regaló una entrada para la Gafu y un calendario de la Asociación Japonesa de Shohin. Y saí de cargado regresé a Tokio.



Un cajón de umes para trasplantar



Estaba todo ordenadito, ya se encargan los aprendices, je, je


Alguien había pasado antes que yo por donde había una partida de tejos para trabajar.

Algunos arbolillos

















Mucho pino engordando y mucho junípero


¿Los conoces, Juancalas?





En fin, a la vuelta al hotel, salí un rato a cenar algo. Me metí en un restaurante pequeño y tomé sopa y un cuenco de arroz con tempura. Mmmmmm, ¡que rico estaba! Un dato curioso, el local era minúsculo, tenía una fila de mesitas pegadas la la pared, la barra y la cocina abierta. Cuando pedí a la camarera, esta pasó el pedido a la cocina a través de la pda, pese a que el cocinero llegaba a darle una colleja, de lo cerca que estaban. Un abuso de la tecnología.
Por cierto, me lo comí todo con palillos y no tiré nada. Autoestima por las nubes.

1 comentario:

  1. jejeje, que bien volver a ver los juniperos, alguno de esos seguro que pasó por mis manos.

    Suerte con tu viaje, lo peor ya ha pasado. Ahora a disfrutar!!

    Feliz año!...

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